Houston tenemos un problema... I

 
Llevábamos semanas a la espera pero esto no avanzaba, por momentos parecía retroceder, por eso hemos mantenido un silencio cómplice, tratando de dar espacio a la negociación y conseguir la esperada unificación, justa y sin discriminaciones.

Ante una situación completamente estantacada hemos decidido continuar en la misma línea, pero cambiando el ritmo
El primer paso se ha dado las 2 asociaciones que representan democrática y mayoritariamente a las escalas de oficiales han aunado esfuerzos y después de un duro trabajo negociador han consensuado un comunicado de mínimos con las propuestas para la unificación.

Parecía la opción más sensata, buscar unos mínimos acuerdos para que el proceso continuara al mismo tiempo que poníamos en práctica el "abc" de la democracia: diálogo y consenso.

Desgraciadamente los resultados esperados no se han alcanzado. Como ha puesto de manifiesto la reunión del pleno del Consejo de hoy, dedicada en gran parte al tema de la unificación, no parece que se vaya a alcanzar una posición de consenso mayoritario que consiga que democracia y Guardia Civil puedan ser conceptos que puedan ir unidos.

El presupuesto que desde el minuto cero ha determinado nuestro quehacer asociativo era conseguir un proceso unificador que fuera justo y que orillara discriminaciones que habían durado demasiado tiempo. El objetivo era una integración capaz de alumbrar una escala homogénea, compacta y cohesionada. Sin embargo hoy somos pesimistas y parece que avanzamos hacia un proceso centrifugador capaz de dar al traste con algo más que la unificación.

Lástima, porque a lo mejor hemos estado confundidos, porque a lo mejor no es esta la unificación que puede acabar con desigualdades heredadas del pasado; tal vez la unificación de escalas, o mejor dicho la no-unificación de escalas esté allanado el camino hacia otra unificación más amplia, la de los 2 Cuerpos de policía estatales.
 
No hemos sido testigos directos, pero todo apunta a que el pleno de ayer ha sido poco edificante. Las escalas de oficiales no se ponen de acuerdo:
  • Unos porque quieren seguir conservando una posición de privilegio que no tiene cabida en una sociedad democrática avanzada.
  • Otros porque, de alguna manera, aspiran a una revancha sobre los anteriores, revancha de los años de preponderancia de los primeros.


En cualquier caso se puede decir que las escalas de oficiales no están siendo capaces de entablar un diálogo constructivo que evidencie el carácter democratico del Cuerpo.

El ejemplo que se proyecta es nefasto porque la disciplina del Cuerpo ha de ser ante todo democrática y con esos mimbres ¿qué se puede vender a las escalas subordinadas?


Ahí radica el problema: si la democracia no tiene cabida en las escalas de oficiales, a lo peor no tiene cabida en el Cuerpo. No podemos permitirnos una policía que, independientemente de que respete las leyes democráticas y sea democrática, no lo parezca.


Por lo que se puede inferir que, tal vez, la reivindicación de desmilitarizar el Cuerpo y la de unificarse con la Policía Nacional que años atrás constituyeron una aspiración prioritaria en las escalas más bajas, constituye ahora la aspiración subconsciente e involuntaria de las escalas de oficiales.


En definitiva una serie de paradojas se están encadenando y probablemente acaben (como toda buena paradoja) destruyendo a su sujeto, paradojas como:

  • Que para conservar unos privilegios de origen militar no haya otra vía que desmilitarizar.
  • Que el radicalismo haya alcanzado a algunas agrupaciones y asociaciones, de tal forma que, ahora mismo, AUGC se tenga que convertir en el único elemento estabilizador: el antiguo foco de disidencia se constituye ahora en la única fuerza centrípeta capaz de evitar que el Cuerpo se rompa desde sus escalas de oficiales.


Estas inferencias nos hacen insistir, a pesar de nuestro pesimismo actual, en nuestro empeño. La Comisión de Oficiales de AUGC, y todo AUGC, perseverará en conseguir una integración de las escala de oficiales justa, sin discriminaciones capaz de evitar que el Cuerpo se rompa. Entre otras cosas porque para AUGC el Cuerpo es nuestro, lo queremos mejorar, pero no destruir y, ahora mismo, el peligro es la falta de cohesión entre sus oficiales.


No tenemos el bálsamo de Fierabrás (pócima mágica capaz de curar todas las dolencias del cuerpo...), pero creemos que una unificación basada en hacer tabula rasa, asumiendo los déficits de cada una de las 4 escalas, capaz de aprovechar las ventajas de cada una y construir una nueva escala única cohesionada, preparada y profesional. Las premisas para ello son:

  • Las que este comunicado ha dejado fuera: no cuestionar el status quo en los empleos más altos de la oficialidad, cambiar las incongruencias del Cuerpo para que su esencia permanezca.
  • Tratar de conseguirlo desde el máximo exponente democrático: el diálogo como forma de alcanzar el consenso.
  • Buscar, ante todo, el progreso del Cuerpo, no la cicatería de unos intereses de grupo que sólo contribuyan a mejoras sectoriales parciales y no a la global, porque:
  • El privilegio no es aceptable, todos hemos de ser iguales en derechos en origen, sólo más tarde, haciendo valer méritos y esfuerzo personal, se pueden alcanzar logros distintos. Porque no es un hombre más que otro si no hace más que otro. Hasta ahora la máxima de Don Quijote nunca estuvo presente en el Cuerpo: hemos de darle cabida.
 

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