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Brevísima historia del asociacionismo en la Guardia Civil.
En octubre del 2007 una Ley Orgánica abría la posibilidad de que los miembros de la Guardia Civil tuvieran el derecho, entre otros, a asociarse libremente para la defensa y promoción de sus derechos e intereses profesionales. El camino hasta este logro había sido largo y costoso.
Lo característico de ese proceso es que el legislador ha tenido que sancionar una realidad fáctica que no podía negar. Antes de que las asociaciones profesionales fueran legales atravesaron una existencia prolongada y peligrosa bajo el camuflaje del asociacionismo cultural. Se puede entender que los dirigentes o ideólogos de las asociaciones estuvieran dispuestos a correr este riesgo, pero ¿por qué lo hacían los asociados de a pie? La respuesta es sencilla: en un sistema donde la arbitrariedad era norma consuetudinaria una gran parte de los miembros del Cuerpo, generalmente los más dinámicos, operativos e implicados con su trabajo, optaron por buscar una fórmula que les asegurase la supervivencia doméstica (seguros de asistencia jurídica, de pérdida de haberes,…) frente a los avatares de un sistema jurídico (no nos referimos a Guantánamo) que posibilitaba que alguien que no había cometido un delito pudiese ser encarcelado sin la asistencia letrada que previene nuestra Constitución y por la orden de un miembro del poder ejecutivo, no del poder judicial, como también previene nuestra Constitución. Esta situación ha persistido hasta el 22 de octubre de 2007.
Hasta aquí la historia pasada. Hace un año se abrió la vía del asociacionismo profesional y, desde distintos planteamientos de partida, asociaciones con una larga trayectoria y otras de nuevo cuño aparecieron. Cada una con sus planteamientos, cada una con un sesgo mayor o menor hacia grupos o segmentos determinados, pero todas ellas con una premisa fundamental: contribuir a que la mejora de sus asociados redundara en una mejora general del personal del Cuerpo y, por ende, del servicio que prestan a los ciudadanos españoles y en definitiva a un progreso global de todo el Cuerpo.
El último capítulo se acaba de escribir. La escala que contribuyó al mantenimiento de la situación preconstitucional que hemos reseñado brevemente en el 2º párrafo ha decidido ingresar en el nuevo sistema asociativo: bienvenidos amigos y compañeros de la Escala Superior de Oficiales a un amanecer de derechos y libertades.
Sin embargo hay dos aspectos, cuando menos, inquietantes e interrelacionados. Han formado una agrupación de electores, como si formar una asociación fuera revolucionario. Además es de las pocas asociaciones que sólo dan cabida a una escala, la suya, por lo que sus fines no parecen apuntar tanto a mejorar las condiciones profesionales de los Guardias Civiles o el funcionamiento de la propia Institución como a buscar una defensa de determinados privilegios que, como reconoce la Ley Orgánica 11/2007(el mandato a las autoridades para garantizar la igualdad profesional entre los hombres y mujeres que integran el Cuerpo de la Guardia Civil), sería deseable superar.
A pesar de todo AUGC-COO reitera su sincera bienvenida. Sólo desde el diálogo, aunque haya sido forzado, podremos construir una Guardia Civil mejor. Sólo con el debate se pueden resolver los conflictos y contradicciones del Cuerpo. AUGC-COO espera que esta tardía adhesión al asociacionismo no esconda un caballo de Troya, un contra-asociacionismo que busque la desactivación de los anhelos del resto de Guardias Civiles asociados. Si fuera ésa la intención, se equivocarían. Estarían produciendo una realidad contra-factual que, si bien a corto plazo les permitiría sostener su tradicional posición de privilegio, a medio plazo sería contraproducente para el progreso y modernización del Cuerpo y además inviable, puesto que el proceso de unificación es inevitable.
En cualquier caso, sois cordialmente bienvenidos, esperamos que desde lo más profundo de vuestro corazón consideréis bienhallados a los que ya estábamos en el asociacionismo.
COO-AUGC.
Madrid, 10 de diciembre de 2008.
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